Además de hacerme un precioso vestido en 3 días para el Festival de Venecia, en esa misma época, mi amiga Ale me trajo un inexplicable tronquito metido en un nylon, en una pequeña bolsa de perfumerías Vasallo. Enseguida me hizo acordar al tronquito de ananá que cuando era chica mamá me dejaba si hacía ensalada de frutas y que yo esperaba girando cual mosca alrededor de su falda. Este, en cambio, me dio más curiosidad que alegría. Era una especie de muñón vegetal que agradecí con mucho cariño pero también (confieso hoy, querida Ale) cierta desconfianza (que, como sucede tantas veces cuando miramos así - ahora lo sé - no era más que ignorancia). Pensé que nada muy sorprendente podía salir de ahí (supuse que iba a secarse) Sin embargo (como también suele ocurrirme todas las veces en las que no espero nada) a espaldas de mi incredulidad (ó mejor dicho en su cara) sucedió algo... Y donde solo veía el recuerdo de una ensalada de frutas de infancia, al cabo de un tiempo surgió esa belleza que hoy me acompaña. Si me detengo a observarla (especialmente cuando deseo mucho que pase algo y no pasa) me da esperanza. Como si una voz me dijera al oído: "mirála a ella. Creíste que de ahí no podía nacer nada". Es un recordatorio de fe plantado en una maceta, en mi vida, en mi casa. Una de esas pruebas bien contundentes, irrefutables, que siempre necesito tener a mano. Y tal como le ví hacer en su propio jardín a mi madre, ahora cada vez que la riego la piropeo, le hablo... Le acaricio despacio las hojas (quizás pensando en lo mucho que a mi me gusta el tacto) y le digo esas cosas que intuyo, a cualquier ser le gusta escuchar: que me da mucha alegría encontrarla, que está cada día más hermosa, que gracias por traerme felicidad... Tal vez por eso crea tanto en la posibildad de las palabras, me empecine en trenzar unas con otras y como semillas q nunca sé si germinarán, igual las esparsa. En definitiva también eso es un acto de fe. Sé q si crecen mueven cosas, desacomodan algo... Que todas tienen poder. Las buenas, las malas (y conozco la dificultad que generan las q se callan) En eso nos parecemos mucho a las plantas... Y las palabras marchitan, ó abrazan.
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