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  • laugargarella

LA OTRA MARIA

Actualizado: 29 abr 2019

Mis dos abuelas eran Marías. No puedo decir que heredé mi primer nombre de ellas porque esa elección estuvo a cargo de mis hermanos que entonces tenían 10 y 11 años (y es más probable que su inspiración hayan sido las Trillizas de Oro ó quién sabe... ) Esa fue la moneda de cambio que mi madre debió negociar para aplacar la ira infanto-juvenil frente al nuevo "retoño". Cuenta la leyenda familiar que ante la noticia, los dos (no diré cuál siquiera por propia convicción sino sólo por imitar el arrojo fraterno) se tiraron en palomita debajo de la mesa redonda de la cocina, al grito indignado de "NO PODES HACERNOS ESTO!!!". Para calmar semejantes aguas y entusiasmarlos con la llegada del "hermanite", mamá tuvo la gran idea de encomendarles como misión elegirme el nombre. Así es como mi identidad quedó a merced de un despecho (y la verdad es que me salió bastante bien, podrían haber sido crueles). De haber nacido varón sería Diego (eso por El Zorro). Y de no ser por esta pequeña anécdota, me llamaría Natalia ó Florencia. Aún así, me gusta creer que alguna carambola del destino quiso que lleve el nombre de mis abuelas. Lo que sí tengo muy claro es que heredé cosas de ambas, que a su vez eran opuestas. Puedo identificar perfectamente qué de quién. Siempre hablo mucho de mi abuela materna, a quien le gustaba bailar y yo imagino sensible, dulce, algo vulnerable quizás. Y casi no hablé nunca de mi abuela paterna, de la que siempre llegaron noticias por su carácter. Ella fue la única de mis cuadro "abueles" que conocí. Pero yo era muy chica y realmente no la recuerdo. Sé que vino a la playa con todos vestida de negro de la cabeza a los pies, como se usaba en esa época, al menos en las mujeres de pueblo. Podría contar muchas cosas sobre su pueblo también, pero lo dejo para otro posteo. Sólo voy a contar el pequeño cuento que me impactó. La segunda vez que estuve en su casa ella ya no estaba. Yo tenía 12 años. Recuerdo el piso que era empedrado y me recuerdo rvolviendo cajones y encontrando una foto en la que la vi apenas algunos años mayor que yo. También recuerdo haber quedado impresionada por una inscripción del reverso que decía su edad. Se había casado jovencísima. Ya no sé bien si a los 14, 15, 16... 18con toda la furia. Por ese entonces yo aún jugaba con mis amigas a tirarnos en el sillón con la luz apagada y "Say you, say me" de Lionel Richie sonando, para imaginarnos videoclips que protagonizábamos nosotras (obvio), donde dábamos los besos que nunca habíamos dado a los chicos que nos gustaban (y que en la mayor parte de los casos ni se enteraban... pero eso también es capítulo aparte). El cuento es otro. Lo que más me impactó fue conocer la historia que Liliana, mi prima me contó recién en mi último viaje, ya yo mujer. Parece ser que la abuela estaba siendo cortejada por un tipo rico del pueblo, que aparentemente no era un buen hombre.. y si no, de cualquier forma a la abuela no le gustaba. Pero en esa época bastaba que un muchacho te estampe un beso en plena procesión para que estés obligada a casarte (pobres mujeres, qué horror!) Así es como mi abuela, de 14? 16? 18 años máximo, para prevenir la situación, decidió huir con su amor, que era mi abuelo Vincenzo (que seguramente no tenía un peso, ó al menos no era ningún potentado) Así de pendex y valientes, desafiaron todo mandato. Y aunque toda la familia de ella se vino a América, ella se quedó allá, clandestina, aferrada a su supervivencia, por defender su libertad, y por amor (bendito carácter, abuela) Después me han contado otras cosas hermosas. Como que tenía una sola cabra de la que sacaba leche para convidarle a la gente del pueblo necesitada y que sufrió un montón cuando una mañana apareció colgada, porque ya no podría seguir ayudando. También dicen que me quería a la distancia y que estuvo ansiosa por conocerme. Que me esperaba. A mí me bastan para admirarla esas dos anécdotas. Para agradecerle el coraje, ese jugarse por amor, su solidaridad, su fuerza... y la cantidad que sea de cromosamas valientes que hayan llegado hasta mí, por ella.

📷



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